Parashá 48 “Shoftím” (מִשְׁפָּ֔ט)                                       

Las puertas del Alma

 Lectura: Devarim 16:18 – 21:9

En el estudio de esta semana tenemos una porción formidable para el crecimiento de nuestra vida espiritual, así como lo han sido, sin excepción, todas nuestras parashot pasadas.

Hoy hablaremos sobre los portones dimensionales que conducen a nuestro mundo interior. Pero antes de viajar hasta allá, repasemos esta parashá dando un pequeño resumen de ella.

Cada porción, o sección de estudio de nuestra Toráh lleva el nombre de la palabra con que da inicia el texto en cuestión, en este caso nuestra parashá se llama “Shoftím”, palabra hebrea que se traduce como “Jueces” o “Magistrados”, veamos los primeros   versos iniciales, porque en ellos se haya la   esencia de este estudio:

Devarim 16: 18-19

(18) Shoftim veshotrim titen-leja bejol-she’areyja asher Adonay Eloheyja noten leja lishvateyja veshafetu et-ha’am mishpat tsedek.

(18) Jueces (magistrados) y guardias (oficiales) designarás para ti en cada una de tus tribus, en todas las ciudades que el Eterno tu Elohim, te da, y juzgarán al pueblo con juicio recto.

(19) Lo-tateh mishpat lo takir panim velo-tikaj shojad ki hashojad ye’aver eyney jajamim visalef divrey tsadikim.

(19) No torcerás el juicio, no harás distinción de personas ni recibirás cohecho, porque el cohecho ciega los ojos de los sabios y pervierte las palabras de los justos.

 Moshé manda al pueblo de Israel que establezca en cada ciudad Jueces y Guardias, o Policías locales, a fin de cuidar el bienestar común. El propósito ere ejercer un juicio y evitar por sobre todas las cosas la corrupción y el favoritismo.

Administrar la   Justicia   en medio   del   Pueblo   es el asunto más importante y transcendental que toda sociedad debería tener, la   frase que refleja   claramente   la   esencia   de   esta   parashá, sin   duda es esta: “Tzedek, tzedek tirdof” (Justicia, justicia perseguirás).  Devarim 16:20.

Ante un caso de difícil legislación para un juez   local, el caso debería de ser turnado a las instancias superiores correspondientes, en este caso   a   los kohanim, que representaban   la corte de justicia.

Cualquier delito exigía un híper investigación de parte de   las autoridades, una evidencia pobre no servía para tal caso, y para ello el mejor fundamento es la Toráh.

Para una acusación de condena o de castigo, era indispensable contar con la presencia dos a tres testigos mínimos.   Si alguno de ellos levantaba    falso testimonio en contra del acusado, entonces todo el castigo era destinado al difamador, y así se evitaba el castigo a la inocente víctima.

Aplicar la correcta interpretación de las leyes de la Toráh, es de vital importancia para cada generación en la historia del Pueblo de Israel.

 OTRAS LEGISLACIONES QUE ENCONTRAMOS DENTRO DE ESTA PORCIÓN:

LA PROHIBICIÓN CONTRA LA IDOLATRÍA Y BRUJERÍA.

La violación de esta mitzvá es considerada   como pecado de muerte. 

SE ESTABLECEN LAS LEYES DE LA MONARQUÍA.

Moshé lleno de Ruaj ha’Kodesh (inspiración divina), conociendo que, en un futuro, Israel querrá tener gobernadores humanos (reyes) como las demás naciones, implementa las normas   y características que debe tener cualquier hombre que postule para tal puesto.

 Este tendría que ser un hombre Tzadik (Justo) y conocedor de Toráh. Miremos a profundidad estas características.

3 CARACTERÍSTICAS PARA UN REY DE ISRAEL:

 1. El rey de Israel tiene limitaciones:

Para no cobrar impuestos injustos al pueblo, el rey no   puede tener muchos tesoros.  Tampoco podrá tener muchos caballos, así no poseería un gran ejército. Además, no tener demasiadas esposas, así se evitaría las alianzas con los pueblos gentiles:

“Y no tendrá muchas mujeres, para que no se extravíe su corazón; ni acumulará plata ni oro en exceso.”  Devarim 17:16-17

Uno de los reyes que violó estos estatutos, sobre todo el de No tener muchas esposas fue Shlomó ( Salomón ), él se ligó a muchas mujeres; entre ellas, princesas y reinas de otras naciones, asimilándose a las culturas respectivas de cada una de ellas, incluyendo con ello a sus dioses paganos, incluso, atreviéndose a introducir dentro del Beit ha’Miskdash (Templo) la abominable idolatría, esto causaría más tarde la división de la nación de Israel, partiéndose prácticamente en dos. 

Shlomó no supo divisar el poder de su liderazgo, venían naciones enteras, reyes, gobernadores de todas partes del mundo de la época; sólo para escuchar la gran sabiduría que emanaba de sus palabras (la Toráh), capacidad impartida por el Poder Divino, sin embargo, Shlomó no aprovechó el momento para cumplir el propósito de la nación de Israel: “Ser Luz a las Naciones”.

 2. El rey de Israel debía ser un “talmid jajam” (estudiante sabio) de Toráh.

Tenía que escribir un Sefer Toráh (libro de la ley) de Devarim: 

“Cuando esté sentado en su trono real, tendrá una copia de esta Enseñanza escrita para él en un pergamino por los kohanim levitas” Devarim 17:18

Además, cargarlo con él adonde sea que fuera:

“Y lo tendrá consigo, y leerá en él todos los días de su vida, para que aprenda a temer a Adonaí su Elohim, para guardar todas las palabras de esta ley y estos estatutos, para ponerlos por obra;” Devarim 17:19

 El propósito de esto era mejorar cada día la actitud y el carácter del dirigente.

 3. El rey de Israel seria, sobre todas las cosas un hombre “humilde”.

“Para que no se eleve su corazón sobre sus   hermanos, ni se aparte del mandamiento a diestra ni a siniestra; a fin de que prolongue sus días en su reino, él   y sus hijos, en medio de Israel.” Devarim 17:20

 En la perspectiva   hebrea, el rey es un hermano mayor de entre muchos hermanos. En la perspectiva del mundo, el rey es prácticamente dios, él es el rey y los demás sus súbditos.

Este es el gran detalle que diferencia el verdadero liderazgo hebreo del resto del mundo.

Me gustó mucho la frase del rabino Yosef Bitton: “En los demás pueblos, El rey es dios.  En el pueblo de Israel: D-s   es el Rey”.

– Se establecen leyes para la creación de   las ciudades de refugio para el que comete asesinato no intencional.

 Tres ciudades estarían designadas como ciudades de refugio y albergaría aquel que hubiere asesinado a su prójimo de una manera accidental, en caso contrario, por asesinato premeditado, éste debería ser ejecutado.

 Se establecen también características que exceptuaban a ciertos hombres para no ir a la guerra:

  • El que había construido una casa y aún no la había inaugurado;
  • El que había plantado un viñedo, pero no había alcanzado a

        disfrutar de su producción, y

  • El recién casado.

 

APLICACIÓN ESPIRITUAL:

Esta parashá se empezó a leer en el comienzo del mes de Elul, y este mes es un mes especial, pues representa la preparación del camino (derej) para nuestra vida espiritual, camino que nos conduce a la recta final, al “Cara a Cara”, al día de Yom Kippur.

Y no es casualidad que esta porción se trate de poner Shoftím (jueces) y Shotrim (guardianes) a las puertas de la ciudad.

Si lo pensamos, en realidad esto es una analogía que apunta hacia nuestra propia ciudad interna, nuestro universo interior, poner jueces y guardianes en cada puerta de nuestra alma es de vital importancia, máximo si nos encontramos en la recta de la segunda oportunidad.

LA IMPORTANCIA DEL 40

Existen cuarenta días de gran oportunidad, hasta llegar al día tan esperado, el “Día del Perdón”.

Ha’Shem es misericordioso, dando oportunidades, una y otra vez para que su pueblo se vuelva de su rebeldía, analicemos esta gráfica:

Ha’Shem proclama las “Aseret ha’dibrot” en Har Sinaí, un seis del mes de Siván. (Shemot 20:1-20)

Después de que el pueblo de Israel salió de Mitzrayim, exactamente a los cincuenta días, sucede lo que conocemos como el día de “Shavuot”.

Pasados cuarenta días, Moshé desciende con las primeras tablas, exactamente un diecisiete del mes de Tammuz, al ver la avodáh   zaráh (idolatría) del   pueblo, Moshé   rompe   las tablas.  (Shemot 32:1-28)

Después de este desastroso suceso, Moshé intercede a   favor de todo el pueblo, a fin de que no sea destruido por Ha’Shem, (Shemot 32:30-35)

El primero del mes de Elul, en un Rosh Jodesh, Moshé subió nuevamente a Sinaí para recibir las segundas tablas, después de un periodo de cuarenta días, Moshé desciende con ellas.

Todo en la Toráh es cíclico, repetitivo, porque cuando Moshé desciende fue en un día diez del mes de Tishrei, es decir cuarenta días después, exactamente el día de Yom Kippur, en otra moed del Eterno, día que también se le conoce como el “Cara a Cara” (Shemot 34:27-28)

Esto es verdaderamente impresionante, porque lo que no se dio en Shavuot, cuando todos nuestros ancestros firmaron la ketuváh (contrato matrimonial) con   Ha’Shem diciendo:

“Todo lo que Ha’Shem diga «Na’asé veNishmá» [ haremos y escucharemos].” (Shemot 24:7). Sin embargo, Israel como la novia falló, porque adulteró con su amante mientras el novio había salido de la recamara nupcial.

Esta es la gran noticia, Yom Kippur, que   viene de   su raíz primaria “kaphar” (כָּפַר) que significa: expiación, reconciliación, expiar, para cubrir, para expiar, condonar, para aplacar, cancelar, es   el   día dónde tendremos   la    oportunidad     de arrepentirnos genuinamente para alcanzar el Perdón de parte de nuestro Creador y verle “Cara a Cara”.

Ese día para muchos será un día de juicio, pero para los entendidos será de gran gozo y alegría.

Es por eso que en este mes te invito a que meditemos nuestro camino, después de Yom Teruáh sólo quedan 10 días clave para todos aquellos que no han alcanzado la fe de la Toráh.

El Eterno nos agranda la oportunidad por otros 30 días más, sumando un total de cuarenta días.

Cuarenta tiene que ver con la letra hebrea “Mem” (מ) y ésta   lleva implícitamente   el significado de “aguas”; pero además está conectada con Caos, y a la vez con Vida, Ha’Shem inundó la tierra   por cuarenta días, trayendo un caos en   ese   diluvio, pero después de eso trajo nuevamente vida.

El ser humano está dentro de un depósito de aguas antes de nacer, por   un   período   de   cuarenta semanas, entonces la fuente se rompe, y se da el nacer que trae vida. 

Mi   mayor anhelo es que estos cuarenta días sean días de hacer una verdadera introspección sobre nuestros   actos   y que aprovechemos la oportunidad para   arreglar lo que hayamos   roto, quizá el corazón de alguien al haberlo ofendido, defraudado, mentido o traicionado.

Quizás ese corazón sea el nuestro, restauremos y restaurémonos con la mejor herramienta:  la ofrenda del Perdón.

 Mashíaj lo dijo así:

“Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está   en los cielos os perdonará vuestras ofensas” (Marcos 11:26)

Que en estos días especiales pongamos jueces y   guardianes a las puertas que conducen a nuestra alma:  Los oídos; los ojos; el olfato, y nuestra boca.        

Revisemos muy bien lo que escuchamos, lo que vemos, lo que olemos, lo que comemos y lo que hablamos, porque al   final del   día   ella, la   boca   hablará de la abundancia   de nuestra alma (corazón).

 

¿Estás listo (a) para establecer jueces y guardianes en las puertas de tu alma?

 R. Oscar Jiménez Gless

Dir. Instituto Toráh®

5 comentarios en “Parashá 48 «Shoftím» 2021 (Las puertas del Alma) Instituto Toráh”

  1. Conforme la fui leyendo, me fue hablando, creo que siempre tenemos algo que perdonar o perdonarnos, baruj Ha’Shem porque siempre nos habla, nunca se queda callado….

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