VAISHLAJ 5782

Parashá #8 "Vaishlaj"

PARASHÁ #8 “Vaishlaj” 5782

“Meditando Nuestra Parashá Semanaria” by Instituto Toráh®

(Serie: Reflexiones Breves / Nivel Sod)

Lectura: Bereshit 32:4 – 36:43

El Carcelero del Alma

Quizás te has preguntado muchas veces, ¿Qué puedo hacer para vencer mis miedos? La respuesta es fascinante; en realidad el miedo se convierte en un aliado para llevarte al siguiente nivel; sin este sentimiento, nunca se podría comprender la valentía.

El veneno se contra-resta con pequeñas dosis del mismo veneno; es así como se crean los antídotos.

Cuando se vive en las dimensiones más bajas; en nivel Nefesh (Alma animal / Instintos), somos muy vulnerables a la mordida del Serpiente. Nos convertimos en personas muy volubles, muy emocionales; nos herimos de todo; entonces vivimos en una derrota constante.

Yaakov tuvo que enfrentar sus propios miedos en Peniel; aquella noche que se convirtió en una de las más largas de su vida. Él tenía un temor que lo dominaba por completo. Enfrentar a su hermano Esav no era asunto sencillo, Esav lo quería matar. Yaakov luchó con alguien esa noche y logro vencerlo, y salió fortalecido para enfrentar a su propio hermano.

¿Con quién o, a qué se enfrentó Yaakov?

Esta historia en realidad es una metáfora en alusión a nuestra propia Alma. Sin asuntos complicados te lo voy a tratar de explicar.

Yaakov es una representación del Alma; pero antes de ampliar el tema empezaré por explicar ¿Qué es el Alma?

El Alma es una Conciencia que emana de la misma Consciencia Divina; cuyo propósito es venir a este mundo a trabajar con una herramienta llamada Cuerpo.

El Yijud (unión) entre Alma y Cuerpo genera un carácter y ese carácter tiene dos corrientes:  el Yetzer Ha’Rá (la inclinación al mal) y el Yetzer Ha’Tov (la inclinación al bien).

El problema yace cuando el Cuerpo domina sobre el Alma; esta termina siendo esclava de la inteligencia astuta del Cuerpo. Entonces la misión del Alma no puede ser desarrollada; porque la klipá (cascara) de la impureza del cuerpo la bloquea. Cuando esto sucede; el Alma se revela contra su cuerpo para poder debilitarlo. A través del sufrimiento físico el Alma pude ser liberada de su cautiverio.

Así que el Cuerpo puede llegar a ser el carcelero del Alma; pero el Alma tiene el potencial para debilitar al carcelero y poder liberarse.

El proceso de liberación inicia con la Teshuvá (Regreso); lo que se define como el verdadero arrepentimiento; el despertar de aquella conciencia que se haya en un estado de letargo. Pero esta acción conlleva que se nos vengan dificultades; y muchos deciden no avanzar hacia la libertad; porque no se ha entendido que precisamente estas adversidades son los síntomas de que la fuerza del Cuerpo se está debilitando para lograr la libertad del Alma.

¡No existen desafíos sin adversidades! De la misma manera ¡No se puede lograr la victoria si no hay de por medio la derrota!

Nosotros sabemos que el ayuno no es otra cosa que debilitar al cuerpo y darle al Alma la fuerza necesaria para que sea liberada.

Yaakov se enfrentó a sus propios temores. En el nivel sod, es el Alma que esta cautiva en la esfera más baja llamada Nefesh.

Yaakov (יעקב) se puede traducir como: “Mano en el Talón”; esto cobra mucha relevancia porque nos arroja mucha luz para ampliar nuestra vasija. Existe en la Toráh una maldición sobre el Najash (Serpiente) por haber engañado a Adam y a Java:

“Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar (Bereshit 3:15)

Najash morderá constantemente a la persona que vive en el estado inferior llamado “Yaakov”; haciendo alusión al “talón” o “calcañar”; estar al nivel de piso nos hace susceptibles a la mordida del Serpiente; esto hace a la persona vivir en una constante derrota. Ahora bien; ¿Cómo revertimos esto? El ejemplo con la historia de esta parashá es muy claro. Yaakov vence esta mordida enfrentado al agresor; su propio yetzer ha’rá; su propia carnalidad donde se hayan sus más profundos miedos. Esta acción lo hace meritorio de recibir un nuevo nombre y poder ser elevado del piso; es decir de ser talón paso a ser cabeza. “Ya no te llamarás Yaakov sino ahora serás Israel”.  

Si cambiamos el orden de las letras de palabra hebrea “Israel” (ישראל); nos da el término: “Rosh sheli” (ראש שלי) que significa: “Mi Cabeza”. En otras palabras, cuando logramos enfrentarnos a nuestros miedos más profundos y los vencemos nos elevamos al nivel de la cabeza. El Alma sale de ese cautiverio llamado el estado “Nefesh” y se libera hasta llegar al estado elevado conocido como la “Neshamá”. Allí ya no somos susceptibles a la mordida del Najash (Serpiente); entonces le podremos aplastar la cabeza cada vez que lo intente.

¡Decide ser ahora Israel!

Oscar Jiménez Gless

Dir. Instituto Toráh®

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